LA VITAMINA SOLAR
La vitamina D, los hipopótamos y el bronceado increíble de Galileo.
S. Barrio Healey
Dícese que los hipopótamos se protegen del sol con barro y no con cremas. Inspirado por estos admirables animales, para hacerle sombra al sol este verano, he cubierto mis hombros y mejillas con una fina capa de arcilla medicinal, el ungüento de la arcilla de hidralgirita (el chaco puneño). Lo que observé es que no sólo logra escudar el sol sino que además deja la piel fresca y libre de grasas sebáceas. Es decir que la fangoterapia es infiltrada por la radiación solar, el sol excita al barro para ofrecer una prodigiosa medicina, algo que ya los hipopótamos y lagartos deben conocer con desparpajo. La arcilla está compuesta en gran medida por silicatos de aluminio, una sustancia que al ingerirse o aplicarse en el cuerpo no tiene capacidad de ser absorbida, y al aplicarse tópicamente tiene la virtud de formar un escudo metálico, una calamina de aluminio que nos ampara del sol.
La vitamina D, los hipopótamos y el bronceado increíble de Galileo.
S. Barrio Healey
Dícese que los hipopótamos se protegen del sol con barro y no con cremas. Inspirado por estos admirables animales, para hacerle sombra al sol este verano, he cubierto mis hombros y mejillas con una fina capa de arcilla medicinal, el ungüento de la arcilla de hidralgirita (el chaco puneño). Lo que observé es que no sólo logra escudar el sol sino que además deja la piel fresca y libre de grasas sebáceas. Es decir que la fangoterapia es infiltrada por la radiación solar, el sol excita al barro para ofrecer una prodigiosa medicina, algo que ya los hipopótamos y lagartos deben conocer con desparpajo. La arcilla está compuesta en gran medida por silicatos de aluminio, una sustancia que al ingerirse o aplicarse en el cuerpo no tiene capacidad de ser absorbida, y al aplicarse tópicamente tiene la virtud de formar un escudo metálico, una calamina de aluminio que nos ampara del sol.
Antes de la era de los antibióticos, el único remedio que se conocía para la Tuberculosis eran los baños de sol. Los pacientes tísicos y famélicos, pálidos como los senos de una abadesa de claustro, eran expuestos a lo que figuraban como unas místicas vitaminas para la piel, tomaban reposo en lugares soleados y recuperaban la salud. En 1822 el médico Polaco Jędrzej Śniadecki descubrió la cura para el raquitismo con la luminiscencia del sol, dos años más tarde vio que el aceite de hígado de bacalao producía también excelentes resultados. Pero tuvo que pasar más de un siglo hasta el hallazgo de la vitamina D, cuando se enlazó el extravagante nexo entre mejor inmunidad, los huesos, el sol y el hígado de un pez, el aceite pestífero de este último fue el tormento y angustia de generaciones de niños justificadamente asqueados.
Algo audaz e insólito de la vitamina D activada en el riñón, es que se comporta como un interruptor genético, enciende (activa) y apaga (desactiva) genes en el cuerpo. Como vemos nuestro código genético no es algo inmutable y rígido, sino más bien un sistema cambiante, y puede afinarse con la ayuda de la versatilidad fisiológica que propicia la vitamina D. La vitamina D tiene factores de transcripción del DNA, e induce la síntesis de proteínas que modifican la función celular. Se estima que son más de 3.000 genes los regulados por la vitamina D, entre ellos los genes que regulan el metabolismo de calcio, y más de una docena de genes los responsables de nuestra inmunidad. Cada célula del cuerpo tiene su ADN, que es una biblioteca de información necesaria para poder enfrentar cualquier estímulo que afronte la célula, la llave maestra para ingresar a esta biblioteca genética es la vitamina D activada.
Algo audaz e insólito de la vitamina D activada en el riñón, es que se comporta como un interruptor genético, enciende (activa) y apaga (desactiva) genes en el cuerpo. Como vemos nuestro código genético no es algo inmutable y rígido, sino más bien un sistema cambiante, y puede afinarse con la ayuda de la versatilidad fisiológica que propicia la vitamina D. La vitamina D tiene factores de transcripción del DNA, e induce la síntesis de proteínas que modifican la función celular. Se estima que son más de 3.000 genes los regulados por la vitamina D, entre ellos los genes que regulan el metabolismo de calcio, y más de una docena de genes los responsables de nuestra inmunidad. Cada célula del cuerpo tiene su ADN, que es una biblioteca de información necesaria para poder enfrentar cualquier estímulo que afronte la célula, la llave maestra para ingresar a esta biblioteca genética es la vitamina D activada.
Con ciencia sabemos que el sol sintetiza la vitamina D, y ésta favorece la acción de células inmunitarias que son antibióticos naturales para diversas bacterias incluyendo las bacterias tuberculosas. Debido a que no necesitamos consumirla en alimentos la Vitamina D, estrictamente hablando no es vitamina, es una hormona, que secreta la piel, se activa en el hígado y riñón, se desplaza en la sangre. Toda madre sabe que las gripes más severas se curan con un día en la playa.
Quienes recorran este artículo serán invitados a recapacitar sobre las precipitadas conclusiones que hemos elaborado sobre el sol, la piel y los protectores solares. Los protectores solares, no son tan inocuos como muchos presumen. Todo lo que vayamos a untar sobre la piel debe ser tan sólo alimentos que podríamos también ingerir por la boca, ya que las lociones forman sedimentos que se trasladan al interior. Las cremas solares, tienen una larga lista de sustancias químicas cuestionables, entre ellas tenemos los parabenos y metilparabenos, unas sustancias insalubres con todo género de efectos secundarios, entre los cuales está presentar actividad carcinogénica. Si degustamos un cuarto de cucharadita de protector solar reconoceremos un escalofriante sabor y no dudaremos que es una solución no apta para consumo humano, para nuestra desgracia la piel no tiene papilas gustativas. La piel tiene sentido del tacto, pero no del gusto, le deleita el masaje de una crema pero no reconoce que ese encanto epidérmico, tan efímero como los vapores de sus fragancias, en silencio se emponzoña la sangre.
¨Parabenos: sustancias bacteriostáticas y fungicidas utilizados en multitud de productos de belleza. Estas sustancias pueden imitar el comportamiento de los estrógenos y favorecer el crecimiento de tumores asociados a los niveles de éstos como es el caso del cáncer de mama. Lamentablemente los parabenos -en cualquiera de sus formas- se encuentran en más del 90% de los productos que permanecen en piel y en más del 70% de los que se enjuagan.¨
Sustancias presentes en los bloqueadores solares:
- Oxido de zinc
- Dióxido de titanio
Estos dos ingredientes son metales pesados que bloquean el sol, pero también hay preocupaciones sobre su impacto en el DNA, no debemos usar versiones micronizadas sobre la piel. Partículas, de titanio con un tamaño de 220 nm, pueden ingresar en las células, y al asociarse con la luz solar se agrava su efecto sobre la célula.
- Oxido de zinc
- Dióxido de titanio
Estos dos ingredientes son metales pesados que bloquean el sol, pero también hay preocupaciones sobre su impacto en el DNA, no debemos usar versiones micronizadas sobre la piel. Partículas, de titanio con un tamaño de 220 nm, pueden ingresar en las células, y al asociarse con la luz solar se agrava su efecto sobre la célula.
Sustancias presentes en los protectores solares:
- Benzophenone- 3 (perturbador hormonal)
- Homosalate (perturbador hormonal)
- Otyl- methoxycinnamato (perturbador hormonal)
- Padmitato (daña el ADN)
- Parsol (daña el ADN)
- Parabenos y metilparabenos (perturbadores hormonales)
- Benzophenone- 3 (perturbador hormonal)
- Homosalate (perturbador hormonal)
- Otyl- methoxycinnamato (perturbador hormonal)
- Padmitato (daña el ADN)
- Parsol (daña el ADN)
- Parabenos y metilparabenos (perturbadores hormonales)
A partir de la década de los ochenta hemos soportado una esforzada campaña que alerta al público sobre la necesidad de protegerse del sol. Las ventas de protectores solares se han multiplicado, pero curiosamente la incidencia de melanomas parejamente también ha incrementado, aun cuando la capa de ozono es ahora más segura que hace 20 años. Para ponerlo en cifras, desde 1972 el uso de bloqueadores solares se multiplicó por un factor de 18, mientras que la incidencia de melanomas se ha triplicado.
Según la medicina china, el colon, el pulmón y la piel son órganos de eliminación, y los tres contienen tejidos que desprenden mucosidades. Específicamente la piel es considerada como un tercer pulmón, y como tal es un órgano de absorción y exhalación. La piel como tejido de desintoxicación, exuda acné, sudores, forúnculos, espinillas, lipomas y otras purulentas excrecencias. Entre las aplicaciones de la cura solar está secar la flema de la piel.
Las cremas de protectores solares al igual que otras pomadas cosméticas de origen sintético y petroquímico, recubren los poros, ahogan la respiración natural de las células de la piel, absorben la humedad de la piel, después de lo cual lucirá como una piel consumida y reseca. Si se usa cremas humectantes con petroquímicos, o aceites vegetales refinados, estamos taponando las vías de eliminación del órgano, y la piel maltratada con estas aplicaciones aparecerá más seca y deshidratada, y así justificaremos un perpetuado uso de cremas hidratantes.
No sólo no se debe de ungir la piel con cremas densas sino que además debemos adoptar la costumbre del frotado cutáneo con esponjas exfoliantes que procuren poros abiertos, para lograr una piel limpia y oxigenada. Ni el ministerio de Salud, ni Digesa, ni siquiera el FDA (Administración de Alimentos y Fármacos) norteamericano han examinado la seguridad de estos productos. La FDA americana tampoco tiene el poder para regular los cosméticos o protectores solares, su competencia son los fármacos y los alimentos. Durante 50 años el senado americano ha intentado extender su potestad para incluir los cosméticos, pero esto ha sido frenado reiteradamente por la industria de cosméticos. En Latinoamérica asumimos que estos productos han sido evaluados, pero no es el caso, tan solo la industria que los produce los pone a prueba. Aunque sólo fuera para cuidar la salud de los mares, los peces, los cangrejos, y los adorables muimui, debiéramos despojarnos de estas lociones impuras y sin virtud. Son millones las botellas de protectores solares que se enjuagan en el mar a diario, y se estima que esto en parte podría explicar los daños neurológicos presentes en la fauna marina. Las profecías de un mundo sin capa de ozono y nosotros calcinados bajo un sol implacable, son una extrema fantasía del desamparo que casi no guarda proporción con la realidad. Nuestra cultura nos enseña a temer el sol, se nos condiciona a comprar cremas industriales para cubrimos con encarecidas pomadas antisolares, cuando lo que deberíamos hacer realmente es aprender tanto a captar el sol como a cuidarnos con inteligencia de una excesiva exposición. Es curioso que mientras que unos se cuidan del sol, y otros le huyen despavoridos, no obstante nuestros ancestros de los Andes reverenciaban al Taita Inti, porque lo comprendieron como fuente suprema e inagotable de toda la vida en la tierra. Más adelante en la historia, fue Galileo quien imaginó que si los crédulos ilusos volaran, el cielo estaría cubierto y no podríamos ver al sol. Galileo, con los innegables honores que merece es el padre del Heliocentrismo. Fue un hombre muy piadoso, como lo demuestra la correspondencia con su hija, Sor María Celeste, una religiosa del convento de las hermanas clarisas, pero aun así no dejó que su visión telescópica del cosmos fuera obnubilada por hombres sin ciencia, y reconoció el lugar central que tiene el sol, no sólo en el espacio, sino en la vida del hombre sobre la tierra. Si observamos la tierra desde un punto elevado veremos que sólo es una esfera azul puesta en vida por la luz intangible de otro astro. El concepto legendario de Prana muchos lo confunden con aire, oxígeno o energía eléctrica. Según los vedas el Prana proviene del sol (surya), es la fuerza vital que el sol le transmite al aire. A un yogui hindú se le preguntó qué es Dios, su respuesta desnuda detalla que es el espíritu que se aloja dentro del Prana. Los primeros astronautas que regresaron del espacio, se quejaron de una extrema fatiga, como si cayeran desplomados al piso a su regreso llegaron lánguidos y consumidos. Se resolvió el problema entendiendo que el oxígeno no es suficiente para la vitalidad del hombre, el aire además debe estar ionizado y magnetizado, el sol juega un rol imprescindible en nuestra vitalidad. Para completar el tema, no es sólo el aire quien debe contener al sol, también debe de estar en nuestros alimentos, de ahí la importancia del alimento vivo y fresco. El agua que bebemos también chispea, se limpia e ioniza con el sol. El mejor horno para preservar la integridad del alimento es el horno solar, cocinado en ollas de arcilla. Otro compuesto natural lo constituye el aceite de ajonjolí con unas gotas de aceite esencial de lavanda. Se dice que esta combinación nos da un factor de protección #15. El aceite de ajonjolí es considerado un aceite depurativo de la piel, y es el aceite usado en los masajes en la medicina ayurvédica. Tanto el aceite de ajonjolí como la arcilla de chaco tienen la virtud de escarbar y remover toxinas del cuerpo. Hay mujeres que se angustian por la estética que ofrece la arcilla, para otras mujeres no deja de ser sugerente estimular la memoria con las obscenas luchas sobre el fango, (mud fights), caminan con un tenue paño gris donde con comodidad se adivina el contorno del bikini. Después de comer, el chancho se revuelca en el barro y luego se extiende bajo el sol. El sol le seca la flema de su digestión descompuesta, y el barro es una terapia que regula su temperatura, junto con el sol escurre las mucosidades y participa en el proceso de remover toxinas de su sangre. Por el hecho de aplicarnos un protector solar no va a forjarse un pellejo de titanio, ni de resistencia ilimitada a los rayos ultravioleta. Más aún se sabe que la luz ultravioleta origina reacciones químicas con las cremas anti-solares, se generan radicales libres y mutaciones que desencadenan un efecto de agresión al núcleo de las células, estos son factores promotores de enfermedades como el cáncer. Investigaciones científicas han concluido que no se conocen ingredientes en los protectores solares que podamos considerar seguros. La piel es un órgano de desintoxicación y no se aconseja taponarla con aceites petroquímicos, los cuales saturan las células, y ahogan las membranas. La piel es un órgano muy versátil con capacidad de purificar el cuerpo. Si por algún motivo la piel recibiese un exceso de exposición al sol, se puede aplicar tópicamente la sábila y/o el aceite de coco. El aceite de coco es el aceite propio para el bronceado así como también para resguardo del sol. El consumo regular del aceite de coco hace que la piel contenga las maravillosas grasas saturadas de cadena media, (el ácido laúrico, caprílico y cáprico) estas delicadas mantecas de palmas nos protegen la piel de los daños causados por los rayos ultravioleta. Hay maneras inocuas y elementales de protegerse del sol, la vestimenta, los sombreros y las sombrillas, y también no exponerse al sol directo entre las 11am y 2-3 pm. Si bien es cierto que el abuso del sol es sin lugar a duda perverso y maligno, debemos apreciar que una mesurada exposición al sol de 20 minutos es una inigualable medicina. A partir de los sesenta años la síntesis de vitamina D se restringe, por lo que las personas mayores deben procurar un especial cuidado y no dejar de exponerse y rejuvenecerse con el sol. Entre las diferentes virtudes que ofrece la vitamina D, está presentar una excepcional actividad antitumoral. Se estima que dos terceras partes de la humanidad no reciben suficiente vitamina D. El común de la sociedad convive bajo el techo de su casa, son 40 horas de la semana laboral que realiza faenas bajo la sombra de la fábrica u oficina, y cuando sale a la calle y no está cobijado bajo un transporte público, sólo expone la cara y manos al sol, que es menos del 5% de la superficie de su cuerpo. Es importante exponer la piel, el sol no asegura absorción de rayos ultravioleta B, por ejemplo, envueltas en velos, las mujeres de arabia saudita, que practican purdu, presentan las más severas deficiencias de vitamina D.
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